Hoy,
11 de julio, recordamos el milagro por el cual la santa Eufemia
confirmó la auténtica y ortodoxa fe determinada en el 4° Concilio
Ecuménico sobre las dos naturalezas de Cristo.
Santa Eufemia era hija de un matrimonio cristiano devoto de la ciudad de Calcedonia. Su ambiente familiar le permitió, desde muy joven, tomar la decisión de dedicar su vida al Novio de su alma, a nuestro Señor Jesucristo. Unos años después, se emprendió la persecución del emperador Diocleciano; la joven, comprometida con su Señor, rechazó definitivamente negar a Cristo; ni los azotes ni la cárcel la pudieron cambiar. Así que el jefe de la ciudad mandó quemarla en vida. Fue martirizada el año 304, y la Iglesia recuerda el martirio de santa Eufemia el día 16 de septiembre.
Unos años después, cuando el emperador Constantino llegó a Macedonia, y viendo la veneración que los macedonios tenían hacia la Santa, construyó una iglesia dedicada a su nombre; desde entonces Macedonia recibía muchos peregrinos que procuraban besar sus reliquias.
El año 451, fue convocado el 4° Concilio Ecuménico en la misma
Calcedonia: obispos de todo el orbe cristiano se reunieron en la
ciudad para discutir la nueva corriente que había surgido últimamente;
unos obispos defendían la recta fe en que “Cristo es perfecto Dios
y perfecto hombre” es decir, que tiene dos naturalezas que están
juntas en una sola Persona. En tanto que el otro grupo decía que
Cristo tiene nada más una naturaleza divina.
Mientras estaban en plena discusión, se propuso exponer la causa
a la intercesión de la Patrona de la ciudad. Entonces ambos equipos
editaron sus enseñanzas y las pusieron junto a las reliquias de
santa Eufemia; durante tres días todos oraban constantemente para
que Dios por su intercesión revelara la verdad. Cuando abrieron
el sepulcro encontraron el libro de los herejes ante las pies de
la Santa mientras el de recta fe estaba en sus manos. Los Ortodoxos
glorificaron a Dios ofreciendo agradecimientos a su Santa, y muchos
de los que antes eran defensores del Monofisismo (una naturaleza),
aclamaron de nuevo la recta fe. Esto es lo que la Iglesia hoy, 10
de julio, festeja pidiendo la intercesión de la gran Mártir Eufemia.
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