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Un
hombre cuya vida fue cuatro años más corta que la del Salvador a
quien él sirvió; sus veintinueve años alcanzó suficientes logros
en la ciencia y la religión que llenarían con su esplendor todo
aquel siglo.
Como el gran San Lucas del Nuevo Testamento, Pantaleón era doctor y se le recuerda con reverencia como "médico glorioso.“Pero diferencia de aquél, Pantaleón alcanzó la santidad no por su evangelización, sino por sus talentos como médico, pues sus esfuerzos en contra del sufrimiento, fueron aumentados gracias al poder divino.
Pantaleón "el todo misericordioso" nació en el año 275
d.C en Nikomedia, Asia Menor; de padre pagano y madre cristiana.
De su padre sacó el intelecto profundo; de su madre, la conciencia
espiritual; cualidades que, primero, lo empujarían al reconocimiento,
y después hacia la tragedia, en un lapso relativamente corto.
De apariencia atractiva y porte noble, Pantaleón fue discípulo
del médico más notable del Imperio, Eufrosinos. Al poco tiempo,
su profundo conocimiento y habilidad para curar le atrajo la atención
del emperador Maximiano, quien lo incorporó a su servicio personal
y al de la corte. Aunque esto aumentó grandemente su fama, el joven
médico continuó curando a la gente del pueblo. El piadoso cristiano
Ermolaos, quien por su abierta promoción del Cristianismo era perseguido
constantemente por el imperio, conoció a Pantaleón y alabó su habilidad
médica, induciéndolo a que conociera “la curación proveniente de
lo más Alto”.
Después de una serie de encuentros, el médico vino a conocer su
verdadera vocación cristiana, y a partir de entonces, como hombre
de ciencia sus profesionalismo fue subordinado a su papel de seguidor
de Cristo. Continuaba curando a sus pacientes, pero ahora en el
nombre del Señor, es decir en nombre del mayor Médico de todos.
Su poder de curación ya no era atribuible sólo a su habilidad
como médico, sino también, a una intervención divina.
Conforme creció su reputación, Pantaleón llego a ser conocido, más como un hombre de Dios que de ciencia, reconocimiento que provocó la ira y condena del emperador.
Una vez apresado e interrogado, se le ofreció una última oportunidad
de elección entre Cristo y los ídolos; su respuesta fue una reafirmación
de su cristiandad. No todas las acciones diabólicas de los torturadores
de Pantaleón son conocidas. Pero la historia nos narra que este
noble cristiano y medico honorable, fue entre otras cosas, torturado
en un estante, estirando sus miembros y quemado con velas. Después
de estas experiencias horrorosas; fue arrojado primero, en un hoyo
ardiente y después a una guarida de bestias. Cuando sobrevivió,
los paganos se convencieron de que había una especie de poder sobrenatural
protegiéndolo. Finalmente se decidieron por ahogarle, lanzándolo
a un río profundo con una enorme piedra atada a su cuerpo. Cuando
la piedra se mostró capaz de flotar, los torturadores exasperados
sacaron a Pantaleón del agua y lo colocaron sobre el bloque de ejecución
donde fue decapitado. En aquel tiempo se dijo que no fue sangre,
sino leche, lo que fluyó de la dañada cabeza del mártir.
Pantaleón dio su vida por Cristo el 27 de julio del año 304.
¡Oh Santo luchador, Pantaleón, el sanador!
Intercede al Piadoso Dios para que les otorgue la remisión de las
iniquidades a nuestra almas. |