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Santa
Tecla nació de unos padres reconocidamente paganos.Cuando tenía
18 años de edad, fue prometida en matrimonio a un joven . En una
ocasión el apóstol Pablo predicó el Evangelio en el lugar donde
ella vivía. Después de escuchar el mensaje evangélico de Pablo,
ella se volvió cristiana y se comprometió a vivir una vida de castidad.
Este cambio trastornó tanto a su madre que le ocasionó a Tecla padecer
hambre y recibir golpes. Sin embargo, cuando no funcionó esta táctica,
su madre, incapaz de desviarla de su nueva fe fundada en Cristo,
fuera de todo juicio la arrojó al fuego, pero Dios la conservó intacta.
Tecla se hizo discípula del apóstol Pablo y fue con él a Antioquia.
Aquí un anciano de la ciudad, atraído por la belleza de la santa,
intentó tomarla por la fuerza pero ella, zafándose, quedó fuera
de su alcance. Enfurecido el agresor la llevó al gobernador acusándola
de ser cristiana y este la echó a las bestias salvajes, pero los
animales ni siquiera la tocaron. Sorprendido el gobernador por este
suceso, le preguntó: “¿quién eres tú y cual es el poder que hay
en ti que nada puede hacerte daño?” la Santa le respondió: “soy
una sierva del Dios vivo.” El administrador, entonces, la dejó libre
y ella empezó a predicar el Evangelio conduciendo a muchos a la
verdadera fe.
Santa Tecla se retiró a un lugar solitario viviendo una vida sencilla, curando los enfermos por sus oraciones y atrayendo a numerosas personas a la cristiandad. Los médicos, celosos de su habilidad curativa mandaron a unos jóvenes para que la atacaran. Ella rogó al Señor que la protegiera de aquellos hombres y la piedra en que estuvo orando se abrió y la ocultó. Esta piedra vendría a ser su escondite y mas tarde, su tumba.
Por la intercesión de tu Santa Mártir Tecla, Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros y sálvanos.
Tu oveja, oh Jesús, exclama con gran voz:
"te extraño, oh novio mío, y lucho buscándote;
me crucifico y me entierro contigo por el bautizo;
sufro por ti para contigo reinar; y muero por ti para que viva en
ti."
Acepta, como ofrenda inmaculada, a quien se sacrifica con anhelo
por ti,
por cuyas intercesiones, oh Misericordioso, salva nuestras almas.”
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