LA ENFERMEDAD Y LA SALUD


Respondió Jesús: “Ni él pecó ni sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios”. Y también en otro lugar dice el Señor: “Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí” (Jn.10: 25). ¿De qué obras habla Jesús?. Los gestos de Jesús durante la curación indican a qué obras se refiere: “escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego”. Con la tierra dio vida, de la nada, a los ojos del ciego, ojos que nunca habían visto, esto es, sin vida. Así en el Génesis, Dios hizo al hombre creando la vida de la tierra.

La obra que Dios manifiesta entre los hombres es la re-creación, en otra palabra, la resurrección; es por ello que la Iglesia lee este texto de Evangelio según san Juan en la temporada pascual. Cristo es el creador que levanta a la creación, dándole la curación, no sólo material sino sanándola también de la ceguera del pecado. Cristo curó al ciego, pero después, al encontrarse con él, le dijo: “Yo soy”, y él que ahora veía, se postró ante él.
El hombre es co-creador con Cristo en su obra; su vocación de participar con Él en la re-creación es misión sacerdotal: cada cristiano es sacerdote que ofrece, que eleva, lo creado material y lo transfiere al plano espiritual: “lo tuyo de lo tuyo, te ofrecemos...” (Divina Liturgia).

Nuestras condiciones de vida no son propósitos en sí, más bien medios: la vista, la salud, los hijos, el dinero hasta los sufrimientos y enfermedades, todos son medios para que veamos a Cristo, para que alcancemos la visión espiritual.

Nuestra enfermedad no es un castigo de Dios por el pecado cometido, como creían los judíos, sino una condición para que se manifiesten las obras de Dios; así la salud que nos otorga el Señor, la vista, puede ser cegada cuando la usamos exclusivamente para ver las cosas materiales y no para ver a Cristo: “para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven se vuelvan ciegos”.

Que Dios nos permita ver sus obras, y postrarnos ante Él. Amén.