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Hoy es el Domingo de santo Tomás;
se le llama también el Domingo nuevo, porque es el primero
después del de la Pascua. Y la semana anterior, llamada �de
Renovaciones�, es considerada como un solo día pascual, en
el que todo está nuevo. �No hay nada nuevo bajo el sol�, dice
la escritura. Lo único nuevo a nuestro mundo es que Cristo
ha resucitado, y el domingo de hoy anuncia esta novedad que debería
sellar nuestra vida entera: �Cristo ha resucitado.�
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�Estando cerradas las puertas
[...], se presentó Jesús...� Pues aunque Jesús
resucitó en el cuerpo: �palpadme y ved que un espíritu
no tiene carne y huesos como veis que yo tengo� (Lc.24, 39), sin embargo,
el cuerpo del Resucitado, como incorruptible que es, no está
sometido a las leyes y limitaciones del mundo corrupto. Por eso entró
estando serradas las puertas, y también había salido
del sepulcro sellado con una piedra grande. San Pablo así describe
la resurrección: �Se siembra un cuerpo natural, y resucita
un cuerpo espiritual.� Entonces Cristo, con su resurrección,
llevó nuestra naturaleza corrupta al campo de la incorruptibilidad,
de la eternidad.
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�Qué graciosa es la duda
de Tomás...�, dice uno de los cantos del presente Domingo;
pues Tomás con su incredulidad hizo confirmar que Jesús,
el presente entre los discípulos, es el mismísimo que
fue crucificado, y que no fue un espíritu, ni fantasma; esto
fue la prueba más firme de la resurrección del Salvador;
la duda de Tomás se transformó en fuerza y fe inmovible
para todas las generaciones venideras.
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�¡Señor mío
y Dios mío!� Éste fue el �Credo� que Tomás anunció
al tocar el Costado puro. La novedad de dicha confesión se
encuentra en llamar a Cristo �Dios�; pues si bien es común
escuchar a los apóstoles llamarle �Señor�, aquí
Tomás descarta cualquier tibieza respeto a la divinidad de
Cristo, llamándolo: �Dios mío�. Cabe mencionar que en
el texto griego original, la expresión es acompañada
con el artículo, �el Dios mío�, lo que confirma el propósito
de Tomás: Tú eres el único Dios que antiguamente
te llamaron Yahvé, el Creador y Redentor, por Quien hemos sido
renovados.