Desde los primeros años del Cristianismo, el pez ha sido un símbolo importante entre los cristianos, algo que los identificaba, una contraseña por la cual se reconocían entre sí, que son seguidores del Camino.
Eso se debe primeramente a la llamada apostólica de Cristo hacia los discípulos y Pedro: “Yo les haré pescadores de hombres”. Entonces este símbolo expresaba el ser atrapado por las redes de la predicación. Pero también el pez era el símbolo de la fe en “Jesucristo, Hijo de Dios, el Salvador”. Porque las letras de la palabra griega “ijthis” (que significa pez) son las iniciales de las palabras de la mencionada frase:
(Jesús) (Cristo) (Dios) (Hijo) (Salvador).Posteriormente también en la literatura monástica el símbolo de pez conservó su importancia, e indicaba la constante vigilia del alma, ya que el pez, como no tiene párpados, duerme con los ojos abiertos. “Yo dormía, pero mi corazón velaba.” (Cant. 5,2).
Considerando esta tradición, entendemos porque encontramos a menudo ilustración de pez como adorno principal en el arte cristiano, y también porqué la Iglesia estableció comer pescado en algunas fiestas del Señor, como en la de la Anunciación o el Domingo de Ramos, proclamando con este gesto su fe en Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador del mundo.